Clínica Salud Femenina en Guatemala | EMOCIONES Y EMBARAZO
EMOCIONES Y EMBARAZO
EMBARAZO, CONTROL PRENATAL, GINECOLOGA
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EMOCIONES Y EMBARAZO PARTE 1

EMOCIONES Y EMBARAZO

Dra. Karen Abularach/

Salud Femenina

Son tan evidentes los cambios físicos, que dejan en segundo plano los cambios emocionales y estos rara vez se mencionan, menos evidentes, creemos.  Sin embargo, son muy importantes para toda madre y todo bebé, quien está bajo la influencia total de lo que siente y vive su madre.

Cada una de nosotras tenemos nuestra propia personalidad y percepción de la vida, esto es muy determinante en toda nueva experiencia que se atraviesa, como lo es el embarazo.   Nuestro interior nos dará la respuesta a estas interrogantes: ¿Cómo estás dispuesta a afrontar el embarazo?    Y sin negar la influencia en el estado emocional del entorno en que ha iniciado el embarazo.   Lo más importante siempre será que la suma de todo, emociones, personalidad, familia, pareja, trabajo, estado de salud, expectativas, etc.; provea al bebe un ambiente de amor y cuidado desde el vientre de su madre.

En el primer trimestre te encontrarás con el asimilar la noticia, si lo esperabas o no, si estás preparada, y sentirás un choque literal de emociones en que pasas de tu vida rutinaria a ahora estar embarazada, y nadie lo notará al principio, solo tú y tu pareja sabrán lo que pasa.  Las náuseas, los vómitos, no te permiten iniciar a disfrutar está experiencia, no te permiten tener un buen humor, que nutrientes tendrá tu bebé si no controlas los vómitos, es lo que piensas.

No sabías que ya estabas embarazada y tomaste esas pastillas, saliste de fiesta y un poco de alcohol.   ¿Cómo no lo sospechaste?  Inicia la culpabilidad.

Visitas al médico y resulta que el ultrasonido es vaginal, el doctor lo dice muy resuelto, ponte la bata y abre las piernas, no lastimará al bebe.  Te colocas con las piernas temblando y por suerte tu pareja está contigo, ni siquiera puede estar tan cerca para tomarte la mano, pero allí esta, el doctor dice que más relajada, ¿Y cómo más?   Respiras profundo y miras a la pantalla, “no se ve aún el embarazo” menciona el médico, es que es muy temprano y hay que esperar.  Tu prueba fue en sangre no puede haber equivocación.   Si, esos primeros ultrasonidos te pueden frustrar ya que el embarazo hasta las 4 semanas se observará, primero solo el saco gestacional siendo un pequeño ovalo o circulo negro en la pantalla el cual el médico te asegurará que es el embarazo, no falta tu mirada incrédula, pero es la verdad.  Luego el embrión, ¿Cuándo va a latir su corazón?  El médico te quiere ver cada 15 días, y tu sólo quieres que llegue el día para escuchar su corazón, eso es lo único que te calmará.   Iniciabas a respirar tranquila cuando un pequeño sangrado apareció, unos dolores que no sabes si son normales, acudes al médico y todo está bien. Reposo, baja el ritmo, inyecciones, pastillas, náuseas, vómitos.  Ya se lo mencionaste a la familia, y fue una conmoción, tú embarazada, a tus mejores amigas también y una que otra persona se té escapo, te vieron diferente, y sabes que todos opinarán, ya era hora, hubieras esperado, parecía que eran infértiles, estás demasiado joven, era tu última oportunidad.   Y después de los embarazos ya perdidos, tu corazón parece detenerse ante tanto. Pero te das cuenta de que eres fuerte y empieza a latir otra vez, ahora eres más fuerte, casi lo escuchas resonar en tu pecho.  Te levantas resuelta este día, y día tras día, aún con el apoyo o con sin el apoyo de los demás, aún si hay una pareja a tu lado o si se ha quedado vacío ese espacio. Soy primeriza, todo es nuevo, todo va muy rápido, es el segundo y parezco primeriza, ya te la sabes todas te dices, pero te pierdes otra vez, de nuevo te encuentras, eres toda una mujer, completa, y siempre hermosa.

Inicia el segundo trimestre, ya el sexo es confirmado, lo sabías, no lo sabías, es el primero, o ya son varios bebés, te sientes culpable por haber anhelado la nena y resulta que el doctor dice 100% varón, cambias tu chip inmediatamente a varón y no piensas más,  la mirada de tu pareja lo dice todo.  Vienen los primeros movimientos, uno hoy otro mañana y te preocupas, y el bebé está bien aún es pequeño menciona el doctor, en el ultrasonido  dejo de ser de tan pequeño a parecer ya tan grande. Te pasan por la mente todas las enfermedades, todo lo que has visto, oído y leído de más.   La mirada del médico durante el ultrasonido te impacienta, cambia de extrañeza a mencionar todo muy bien, tu sueñas, no duermes, te despiertas, ¿Está todo bien?      Las hormonas se están estabilizando y se supone que este trimestre es más tranquilo, quien calma tu mente, va más deprisa que el embarazo, ya ha sido tu parto varias ocasiones, unas veces llegas corriendo a la emergencia, otras te ves gritando, y otras ya lista para la foto posando.   Al menos ahora puedes comer, comes como si alguien te va a robar tu comida, y luego miras a tu alrededor y nadie te vio, y que, si estoy embarazada te dices.  Toma agua, que no se te olviden las vitaminas, estás un poco distraída, se te olvidan las cosas de la oficina,  tu mente divaga entre vestiditos o trajes de marinero, no eres tú, la naturaleza es sabía y te prepara para ser la madre protectora que antepone el cuidado de su cría, son las hormonas que afectan tu cerebro, la luz roja se enciende solamente si se trata de tu bebé, otra veces la enciende tu jefe al verte perdida entre cunas y un rosado pálido o azul marino,  o los dos, resulta que son gemelos y todo lo multiplicas por dos, no digamos este cansancio, este hambre y este humor.

Inicias el tercer trimestre, creías que el tiempo no corría y ahora vamos avanzando. Ya no te reconoces en el espejo, te dicen que te ves hermosa y no te convencen. Parece increíble tu abdomen con todo ese movimiento y hay tanta ternura en tu corazón, que se convierte en canciones y mimos para tu bebé.  Pero estas cansada, ¿Y así se sienten todas las embarazadas?  Esto es de valientes. Tus pies hinchados, las estrías, tu cara incluso no pareces la misma. Quien puede tener deseo sexual en estas condiciones; yo sé quién, tu esposo.  Vas lento, todo es lento, caminar, llegar, recoger algo, y ahora lloras y lloras, gritas por dentro.  Esto es felicidad, te dices ¿por qué lloro?, ¿por qué tengo tanto miedo?  Es sólo ser madre, es solo un bebé, es solo un parto, es solo que es tu vida entera, tu vida entera que pareciera ya no ser tuya, para ahora ser de ese bebé.  Se aproxima el parto, planeas todo, la maleta, el plan de parto, el hospital, y se te olvida que no puede ser todo planeado, los ejercicios de preparación, las respiraciones, y todo se va por la borda cuando ves a todos correr y preparar el quirófano, las luces destellan tu mirada y no sabes si esto en realidad pasa.  Te presionan desde lo más dentro, hablan, hacen silencio, tú te desbordas en esa sala, quieres recoger los pedazos de ti que se te escapan, y de pronto…ese sonido, es tan dulce que te devuelve la vida, que te hace una de nuevo, ha llorado, ha nacido, has nacido de nuevo.

 

¿Puedes enumerar cuantas emociones se han descrito en estos párrafos?

  • Felicidad
  • Culpa
  • Ansiedad
  • Miedo
  • Duda
  • Tristeza
  • Gozo
  • Enojo
  • Euforia
  • Desesperación
  • Fatiga
  • Impaciencia
  • Incredulidad
  • Confianza
  • Insatisfacción
  • Anhelo
  • Emoción
  • Esperanza

Es una montaña rusa de emociones, sube y baja cuando menos te lo imaginas, sin aviso previo.

¿Cómo afectará al embarazo mis emociones?

Es inevitable el estrés de la vida diaria, la rutina, el tráfico, el trabajo, los hijos, el esposo, y ahora el embarazo y sus dudas y preocupaciones.  No puedes introducirte en una burbuja de relajación constante durante los 9 meses, o sumirte en un estado profundo de meditación durante este tiempo e ignorar todo a tu alrededor, el mundo sigue girando no se detiene por tu embarazo, eres tú quién te adaptas a ese mundo estando embarazada. La sociedad no siempre es la más gentil con la mujer embarazada.  Y además tienes que aprender a lidiar contigo misma, esta nueva tú más sensible, más variable y otras veces no sabes cómo describir lo que te pasa. Todo lo que te está sucediendo a ti ahora, le está sucediendo también a tu bebé, y todo lo que sientes tu bebé lo está sintiendo contigo.    Hay una conexión tan profunda no sólo con tu estado físico, sino que también con tu estado emocional, que le llega a tu bebé traducido en forma de hormonas, y siendo una hormona muy importante el cortisol. Hormona que se libera en momentos de estrés.  El bebé no es un ser independiente, o una hoja en blanco que nace para ser llenada, al contrario, tiene total dependencia de su madre y al nacer ya hemos escrito en esa hoja, la cual se inicia a escribir desde el inicio de la gestación, de forma consciente o inconsciente. Los pilares de nuestra vida futura se cimientan desde que somos concebidos en el vientre materno.     Las vicisitudes de la vida cotidiana no serán los principales determinantes de un estrés importante que afecte al embarazo, ya que todos los días te podrás molestar en el tráfico, en la cola del banco, el compañero que llego impuntual, etc.   Me refiero a estados de mayor estrés, como eventos catastróficos, muerte de un familiar, divorcio, enfermedades graves, perdida del trabajo, trabajo extenuante, problemas familiares o económicos importantes, problemas emocionales importantes, un estado de estrés materno  continuo; dependiendo asimismo de la personalidad materna, y la tendencia al estrés, ansiedad y depresión.  Ya que hay situaciones que para cierta persona no significarán de importancia emocional y para otra persona se traducirán en su cerebro como una situación de preocupación o ansiedad y alarma.

Las emociones son poderosas, afectan nuestro estado de salud, el sistema inmunológico o de defensas baja en medida que aumenta la ansiedad y la depresión, la presión arterial aumenta con el estrés, y muchas enfermedades como el colon irritable, gastritis, reflujo, problemas cardíacos, diabetes, infecciones, se intensifican según el estado emocional.  Una persona bajo estrés presenta frecuentemente insomnio, cansancio y fatiga. Y en caso de embarazo aparte de las patologías mencionadas anteriormente debemos incluir también mayor incidencia de parto prematuro, recién nacidos con bajo peso al nacer y preeclampsia.

El cerebro identifica un estado de estrés considerable igual que un proceso traumático como accidente o enfermedad. Tu cerebro nunca descansa, siempre trabaja en lo que centras tu atención, incluso cuando duermes.

El efecto del estrés y la ansiedad no se limitará al embarazo, las hormonas del estrés tendrán contacto con el cerebro fetal, produciendo cambios permanentes en su cerebro, que impactarán hasta su vida adulta, y  lo que llamamos la teoría de la programación fetal.   Se ha confirmado mediante múltiples estudios el efecto del estrés materno en la conducta de sus hijos incluso en edad adulta,  manifestándose como problemas de aprendizaje y atención, ansiedad, depresión y problemas emocionales e incluso psiquiátricos.

Una madre bajo efecto de estrés y ansiedad en el embarazo continuará bajo las mismas condiciones en el postparto, lo cual la predispone a padecer depresión postparto.

Un bebé para crecer saludable en todo aspecto no solo el físico también el emocional, necesita que las personas a su alrededor le provean un ambiente que le transmita seguridad, el pilar principal de su seguridad en el inicio de su vida es su madre. El cordón umbilical no se corta al nacer completamente, tu bebé sabe que es parte de ti, y tu sabes que él es parte de ti para siempre.  Una fuerza demasiado poderosa te une a él por siempre, tan intangible y a la vez tan poderosa.

REFERENCIAS:

Weinstock M (2008) The long-term behavioural consequences of prenatal stress. Neurosci Biobehav Rev 32:1073–1086

Weinstock M (2008) The long-term behavioural consequences of prenatal stress. Neurosci Biobehav Rev 32:1073–1086

Zucchi FC, Yao Y, Ward ID, Ilnytskyy Y, Olson DM, Benzies K, Kovalchuk I, Kovalchuk O, Metz GA (2013) Maternal stress induces epigenetic signatures of psychiatric and neurological diseases in the offspring. PLoS ONE 8:e56967

Bergman K, Sarkar P, Glover V, O’Connor TG (2008) Quality of child-parent attachment moderates the impact of antenatal stress on child fearfulness. J Child Psychol Psychiatry 49:1089–1098

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